Heridas

No siempre las heridas son hechas por desconocidos, no, muchas las hacen personas del entorno, sobre todo personas muy conocidas y de tu círculo más cercano, muchos en quienes confías; este tipo de heridas lleva consigo un doble dolor, el de la acción ejecutada y el de la decepción con una incomprensión absoluta. Las cicatrices quedan en el alma y te acompañarán por los siglos de los siglos porque son parte de tu viaje. De ti depende hacerlas partes del proceso de tu crecimiento personal perdonando al culpable capaz de ejecutar tal daño y desprendiéndote del rencor aceptando desde lo más hondo de tus entrañas o, convertir las heridas en lastres que te victimizan a la vez que te encierran en una cárcel de odio y de rencores. Trabajar el perdón implica una enorme entrega basada en el amor propio y en la aceptación. Personalmente me he crecido desde el instante en que acepté y perdoné; eso me permitió volar y romper con los lastres del pasado. A través de la escritura terapéutica conseguí trasmutar todo el dolor; aceptando, comprendiendo y perdonando, eso te eleva con humildad y orgullo y te permite crecer hacia un cielo sin límites. Yirka Gonzalez (F.B.) ©